La misión francesa a la prueba de la Historia por Camille Foulard

Artículo publicado en el libro: La Gran Guerra en América Latina.

La misión francesa a la prueba de la Historia: Revolución mexicana, Primera Guerra Mundial y movilización religiosa.

Camille Foulard

 

Después de la promulgación de las Leyes de Reforma y de los decretos que pretendían restringir específicamente el papel de la Iglesia en la vida pública (1855-1863),1 los misioneros franceses se rehusaron durante mucho tiempo a considerar cualquier tipo d fundación en el México liberal. El fin trágico de la Intervención francesa (1862-1865), y luego la expulsión, en 1874, de la comunidad de las Hermanas de la Caridad que hasta entonces había logrado contravenir a la aplicación de la ley, habían terminado de convencer a los superiores de los Institutos religiosos franceses que el territorio mexicano no contaba con las características adecuadas para ser un lugar seguro de desarrollo apostólico.

Sin embargo, el Papá León XIII alentaba a las congregaciones francesas a participar en el movimiento de reconquista de la cristiandad en América latina, después de la ruptura que constituyó, para las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la proclamación de las Independencias. Paulatinamente, las comunidades religiosas francesas organizaron fundaciones en Argentina, Colombia y Brasil. Fue sólo a partir del principio del siglo XX que finalmente aceptaron instalarse en México y en Cuba, y más tarde en los países de América central.

Desde las últimas décadas del siglo XIX, las partidas religiosas hacia América latina ya no tenían por única vocación la evangelización y el acompañamiento de las ambiciones imperialistas europeas. En Francia, eran también motivadas por el endurecimiento de la legislación en contra de las congregaciones, sobre todo cuando eran docentes y masculinas. En primer lugar, la ley militar del 15 de julio de 1889, que puso fin a le exención de que se beneficiaban los seminaristas y los profesores, favoreció el aceleramiento de la política de expatriación por parte de los superiores religiosos que no querían tomar el riesgo de incrementar el número de deserciones después de tres años de servicio militar.

En segundo lugar, la aplicación, en los años 1880, de una legislación cuyo objetivo era difundir la educación laica en todo el territorio, puso en peligro las actividades de las congregaciones de enseñanza que detentaban el monopolio educativo en muchas regiones del país (Mayeur, 1981). La promulgación de las leyes de 1901 y de 1904 que controlaban la existencia de las comunidades religiosas y les prohibían todo tipo de obras docentes, desembocó en la expatriación de millares de religiosos que eligieron el exilio en vez de renunciar a su identidad congregacionista. En este contexto de urgencia, los superiores de los Institutos elaboraron estrategias de fundaciones misioneras diferentes a las tradicionales rutas de implantaciones europeas. A pesar de su reputación anticlerical, el México porfirista se convirtió en una tierra de posible asilo.2

Después de sus desengaños en Francia y de sus dificultades ante las convulsiones revolucionarias en Colombia, los Padres Maristas abrieron la marcha de la implantación misionera masculina francesa en tierras mexicanas. Un grupo de Hermanos Maristas pronto los alcanzó (1899) en Guadalajara para ayudarles en sus obras. Posteriormente, crearon sus propias escuelas. Unos Hermanos de las Escuelas Cristianas3 también se instalaron en 1903 para fundar pequeños conventos en varias diócesis de la zona. En muy pocos años, estas tres congregaciones establecieron una amplia red de escuelas en casi todo el territorio mexicano. Sin embargo, la coyuntura histórica de la Revolución Mexicana y de la Primera Guerra Mundial puso en tela de juicio de forma radical y simultánea la actividad apostólica de los misioneros franceses recién instalados en México. El año 1914 concretó un momento decisivo tanto para México como para Francia. Por un lado, frente a la radicalización del anticlericalismo revolucionario, los religiosos franceses tuvieron que retomar el camino del exilio; por el otro, respondieron al llamado a la movilización general del gobierno francés después del estallido del primer conflicto mundial.

Este artículo se enfoca en el análisis de las problemáticas específicas de la movilización religiosa misionera francesa durante la Gran Guerra,4 del papel desempeñado por los religiosos franceses radicados en México en este conflicto, así como de las consecuencias de la experiencia del exilio y de los combates sobre el futuro de las congregaciones masculinas educativas francesas reinstaladas en México después de 1918.

Lee el artículo completo AQUí:

articc81culo-publicado-en-el-libro-la-gran-guerra-en-amecc81rica-latina-camille-foulardDescarga

 

 

Powered By EmbedPress

Deja un comentario